viernes, 4 de marzo de 2011

La Habana (Cuba). El Malecón.


El creciente interés de los turistas foráneos en la capital cubana, respaldada con una rica historia de tradiciones y obras arquitectónicas, cuenta con el factor adicional de la fama que precede a muchos de los sitios de la ciudad.

Precisamente ese es el caso del Malecón, donde las olas rompen a lo largo del espigón de esa vía, una de las principales arterias de la ciudad de La Habana y sitio de obligada referencia para todo el que apuesta por la isla como destino para el descanso y la recreación.

El atractivo vial se extiende desde la entrada de la Bahía de La Habana -al este-, por espacio de unos cinco kilómetros hacia el poniente, con un caprichoso diseño en paralelo a la irregular línea costera, bañada por las cálidas aguas que rodean a la isla.

Además de su belleza, avalada con una historia centenaria, el Malecón habanero constituye una pieza clave en el orden vial de la ciudad, pues con sus seis carrileras (tres en cada dirección) permite una circulación fluida.

Para muchos, el sitio es considerado como un verdadero pulso de la ciudad, fiel reflejo de la vida de sus habitantes, sus amores, juegos, tristezas y encuentros, todo ello en un espacio de pocos miles de metros.

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