El Toboso debe buena parte de su fama a la obra Cervantina. Todo en El Toboso recuerda a Alonso Quijano. De allí era la joven Aldonza Lorenzo, a quien Don Quijote, vino a llamar "Dulcinea del Toboso".
Pocos lugares de su entorno pueden rivalizar con El Toboso en belleza, alberga entre sus calles y plazas monumentos de interés histórico, artístico cultural, además de numerosos rincones llenos del encanto,de las pequeñas villas manchegas, con sus tradicionales edificios de mampostería y tapial, y el refulgente blanqueado de sus muros. Contando con estos datos acerca de El Toboso, es de merecer una visita en busca de la Patria de Dulcinea y la Cuna del amor.
El viajero que se acerque a El Toboso siguiendo los pasos de la universal pareja, Quijote y Sancho, deberá hacerlo según se narra en el Capítulo IX de la segunda parte del Quijote: adentrarse en el pueblo en busca de la sin par Dulcinea del Toboso y... habiendo andado doscientos pasos dar con una gran torre, y luego conocer que tal edificio no es el Alcázar sino la iglesia principal del pueblo... y exclamar "¡con la iglesia hemos dado!". Si se escucha atentamente se oirán sus palabras, resonando por los callejones y rincones del pueblo... El Toboso..." sosegado silencio".
Se dice que, de no existir tal lugar, Alonso Quijano lo hubiera inventado para honrar la alcurnia de su Dama.
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