El Capitolio Nacional de la Habana es un relevante edificio construido en 1929 bajo la dirección del arquitecto Eugenio Raynieri Piedra, destinado a albergar y ser sede de las dos cámaras del Congreso o cuerpo legislativo de la República de Cuba.
Inspirado en el clásico capitolio romano, el edificio presenta una fachada acolumnada neoclasica y una cúpula que alcanza los 91,73 m de altura.
Situado en el centro de la capital, entre las calles Prado, Dragones, Industria y San José, es el origen kilométrico de la red de carreteras cubanas, y después del triunfo de la Revolución, cuando fue disuelto el Congreso, fue transformado en la sede del Ministerio de Ciencia, Tecnologia y Medio Ambiente y de la Academia de Ciencias de Cuba.
Abierto al público, es uno de los centros turísticos más visitados de la ciudad, habiéndose convertido en uno de los iconos arquitectónicos de La Habana, y es considerado habitualmente el edificio más imponente de la ciudad. Asimismo, aparece nombrado por algunos expertos como uno de los seis palacios de mayor relevancia a nivel mundial.
El Capitolio de La Habana fue inaugurado el 20 de mayo de 1929 (Día de la Independencia), con un costo total de casi diecisiete millones de pesos, lo que equivalía a la misma cantidad de dólares de la época. Su construcción se produjo en un periodo de gran recesión económica mundial, que provocaría al siguiente año la crisis conocida como el crack de 1929, por lo que el gobierno de Gerardo Machado fue acusado de permanecer ajeno a la realidad social que vivía el país.
Como cualquier edificio de estas características, su utilización varió en función de la situación política y social del país. En el caso del Capitolio, al modificarse la organización política de Cuba y no ser requerido su uso con el fin con el que fue construido, además de la carga simbólica y significado que se le podía atribuir, el emplazamiento fue destinado a otras instituciones.
El Capitolio de La Habana ocupa su lugar en la historia como sede de la Asamblea Constituyente que en 1940 promulgó la famosa Constitución de 1940.
Más tarde, al triunfar la Revolución cubana de 1959, el nuevo gobierno revolucionario lo transformó (después de haber anulado dicha constitución) en la sede del Ministerio de Ciencia, Tecnologia y Medio Ambiente.
Con el paso de los años, las zonas más afectadas por los agentes climáticos han sido las zonas ajardinadas, que son las más deterioradas del conjunto. Sus jardines exteriores han sufrido cierto deterioro debido a la poca inversión estatal en las últimas décadas y a que es una zona altamente transitada. La estructura arquitectónica, debido a su sólida y resistente construcción, se mantiene en un buen estado de conservación, habiendo sido sometida en los últimos años a varios procesos de restauración para preservar su apariencia original.
Acorde con los nuevos tiempos, el edificio del Capitolio de la Habana sufrió un proceso de renovación con el fin de implementar su uso turístico y a menudo son programados encuentros, exposiciones, actos solemnes y actividades unidas a la difusión de la herencia histórica y arquitectónica del edificio.
El Capitolio Nacional de La Habana constituye uno de los símbolos más notables de la ciudad, equiparable al Castillo del Morro, la catedral de la Habana y la imagen del perfil arquitectónico del Malecón habanero. Aparece nombrado por algunos expertos como uno de los seis palacios de mayor relevancia a nivel mundial.
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