
A mediados del siglo XVIII, época de grandes realizaciones urbanísticas en la ciudad tales como la apertura de las grandes avenidas, el lugar donde se encuentra actualmente el arco era una gran plaza vacía. Las ideas para ocupar este espacio fueron numerosas y algunas disparatadas (como la de construir un elefante gigante con teatro y sala de baile).
Fue Napoleón quien habiendo regresado triunfante de la batalla de Austerlitz decidió la construcción de un gran arco, al estilo de los arcos triunfales romanos, en conmemoración de la gloria de su ejército y sus batallas. Así, en 1806, confía el proyecto al arquitecto Jean-François Chalgrin, quien fue sucedido por Goust y Huyot, y la obra fue terminada bajo el reinado de Luis Felipe en 1836, sin que Napoleón pudiese verla concluida.
Cuando sus cenizas llegaron a Francia, el 15 de diciembre de 1840, el cortejo pasó bajo el Arco de Triunfo. También a modo de homenaje, el cuerpo de Víctor Hugo fue velado toda la noche allí, el 22 de mayo de 1885, antes de ser sepultado en su Panteón.
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